Formar y dotar a los asistentes de conocimientos y recursos que les permitan afrontar con seguridad y eficiencia las secuelas y síntomas de la persona con discapacidad neurológica, tanto del ámbito físico, como cognitivo, conductual y la reducción de la autonomía asociada.
Generar un espacio de encuentro entre los asistentes (familiares, cuidadores, acompañantes) en el que se procure mutuamente apoyo psicológico a través de la propia dinámica del grupo, para fomentar la resiliencia y afrontar emociones como la pérdida, la sobrecarga emocional, la culpa, la ansiedad, el estrés, etc. Emociones muy asociadas al ejercicio del rol de cuidador.